
Quizás, fue su bata blanca la atracción de sus atacantes, pensarían que era un científico turístico (es muy posible cuando tiemblas de miedo a plena noche vistiendo una bata de doctor), pensaron tal vez, que: andaba perdido, que no conocía los peligros que asechan los barrios en la noche. Sobre todo en esta ciudad descuidada y lejana a la "suya natal".
Pero... Esas sombras estaban más que equivocadas, el Dux Cruciatus llevaba un largo tiempo en esa ciudad "descuidada y lejana" (sólo la cuna para una mente como la suya) Sabía defenderse perfectamente; hay que destacar que sí, era muy frágil, tenía una pésima resistencia (nacido con huesos de papel!!). De unos golpes quedaba adolorido; así que no duden de esa tacleada anónima, de verdad le dolió (aunque dudo que odie eso). Uuhhh.... Y la forma en que comenzaron a patearlo, eso le dolió más, de eso estoy seguro. Ahh! pero el anfitrión no se quedaría en el suelo, no, no; en el momento en que esas sombras se rieron de su agonía (como dicta su nombre), se paró del suelo, tambaleante pero firme.
Los vio fijamente, a través de esos trapos viejos, sucios y remendados, "su cara", como él le decía (y no lo niegues). Esta era una máscara de tela, de colores añejos, los odiaba, le resultaban repulsivos. Naranja, marrón. Debía convivir con eso el resto de su vida.
Comenzaron a reírse más fuerte esas sombras, las cuales no eran sombras, eran dos jóvenes, de especie Bat, hermosas y elegantes alas....Algún día él volaría (como el vampiro que es), recorrería el terreno desde el cielo, pero eso no sería hoy y él lo sabía. Se puso en posición de batalla ignorando las risas dirigidas a su máscara (o eran referidas a su "patético e inútil" intento de afrontarlos?).
Cruciatus no se hacía llamar dux por nada. Cuenta, que en sus años de "gloria", comando a un grupo de reclusos, abandonados a su suerte, en el tiempo más oscuro y desastroso del continente (no hablemos de eso), él se encontraba bajo el título de "Dux" (quizás por sus agresiones recordando a la barbaridad de la antigua roma). Por mala suerte jamás resultó bien. El destino así lo quiso. Emprendió una retirada simulando su muerte, perdió los "privilegios" y "cordura" que le quedaban... Los integrantes menores quedan como fugitivos para el enemigo, o como sobras para el mercado negro. Quién sabe... Las palizas que recibió en ese tiempo son memorables, no se compara con ESTE presente...
Estaba temblando, el nerviosismo había aparecido de nuevo, trayendo más risas de parte de los jóvenes. Pero serían sus últimas carcajadas. Cruciatus lo sabía.
Sacó de su bolsillo un pequeño tubo de metal, con movimientos rápidos y precisos, el pequeño tubo tomó la forma de una naginata. Cómo? A lo mejor un arma convertible y portátil (La magia de la ciencia!!!). Lo único que sé, y diré por ser nuestra pequeña introducción, es: antes de que terminaran de reírse a gusto, habían sido suplantados por dos cadáveres mutilados que al día siguiente a nadie le sorprendería por la zona.
Si algo era cierto es que desde el tiempo como “Dux”, Cruciatus, desarrolló un gusto insano por la matanza con esa arma extranjera, extraña del lugar. Esto, junto a no cuidar su cabello de la sangre sucia en esas jornadas de trabajo, terminó colorándolo de manera extraña. A veces de un rojo brillante, a veces de un vino tinto profundo y otros un marrón que asqueaba y mostraba en paja cada cabello. El tono rojo era su favorito.
El gusto insano por la sangre; lo llevaba a salir todas las noches a caminar, exponiendo su vida, por barrios de gran peligro, olvidados por la policía, ya que, todo lo que hacían en esos lugares terminó en vano, la inseguridad y delincuencia seguía. Y el olvido permanente facilitó su trabajo, llevándose a esos criminales o gente no deseada a un descanso permanente. Siendo el resultado: el disfrute del tacto de sangre y carne fresca de los ahora inertes cuerpos de los inmundos. Un tanto desagradable a la vista de la gente común, y cruel para la gente inocente, pero para él era nada más un juego, un disfrute (su excitación). Necesita saciarse diariamente, podría enloquecer más si falla en ello. No lo queremos.